¿Te has preguntado como desarrollar lo mejor de ti? ¿Te gustaría saber cómo impulsar tus fortalezas para tener éxito en lo que te propongas?
El eneagrama es el inicio de un sendero para el autoconocimiento, aceptación y transformación. Es altamente reconocido como un sistema de diagnóstico verificado para el conocimiento de los patrones de la personalidad.
A lo largo de tu vida tu ser interior se queda agazapado detrás de un montón de capas y corazas con el que te vas envolviendo para defenderte de lo que percibes como agresiones externas.
Tu personalidad se va configurando con una influencia directa de todo aquello que viene del exterior: familia, colegio, cultura, normas sociales de comportamiento etc. Aprendes a ver desde ahí lo que está bien y lo que está mal y adaptas tu comportamiento a lo que -según el entorno en que te hayas desenvuelto, has interiorizado. Esto te garantizará la aceptación y el amor de los demás, que es lo que en definitiva todo ser humano busca consciente o inconscientemente.
De este modo, vamos moldeando una fachada preciosa de nosotros mismos que muchas veces esconde un interior vacío, otras veces desordenado, necesitado de afecto o incluso hecho jirones, del que no somos conscientes porque nos hemos identificado con nuestra fachada. Esto que pasa contigo les pasa a todas las personas.
¿Por qué ocurre esto? Muy sencillo, porque no nos paramos a conocernos; simplemente nos dejamos arrastrar por la vida, por las circunstancias, sobreviviendo al día a día, poniendo nuestra energía en encontrar la felicidad fuera de nosotros mismos. Seré feliz cuando consiga terminar mis estudios, encuentre trabajo, me compre un coche o una casa. Pero la experiencia nos enseña que, tras la consecución de nuestro anhelado deseo, que nos satisface durante un tiempo, surge otro de mayor entidad. Entonces volvemos a entrar en la misma pelea, originándose otra vez idéntica sensación de insatisfacción que antes. Nunca es suficiente. En el fondo sentimos un vacío que no sabemos cómo llenar.
Realizar Test del Eneagrama[/dt_default_button
Qué tal si nos paramos un poco y cada uno se pregunta…
¿Y yo qué? ¿Me gusto? ¿Me siento valioso? ¿Soy feliz tal como soy? Quizá nuestra respuesta sea: “No lo sé”. Me sorprendo descubriendo que no me he parado a saber cómo soy y por qué me comporto así. La mayoría de las veces son los demás o las circunstancias los culpables de todas mis desdichas o mis salidas de tono.
Estamos acostumbrados a culpar a los demás. Claro ejemplo de ello lo tenemos en un tema candente en la actualidad: el de la corrupción. La culpa de todo lo que ocurre en el País la tienen los políticos que son unos corruptos.
¿Y yo? En mi reducido entorno ¿soy totalmente honesto? Ah, claro, si yo defraudo o engaño es porque todos lo hacen y si no lo hago yo, otro lo va a hacer, ¡no voy a ser yo el más tonto! Total, ¡para lo que hacen luego los políticos con mi dinero…! Veo la paja en el ojo ajeno y no veo la viga en el mío.
Es importante pararse, poner freno a la inercia que me va llevando de un día a otro derivando responsabilidades sin asumir ninguna, viendo una amenaza en los demás sin darme cuenta de que yo soy mi principal amenaza o justificando mis actos con un “es que yo soy así”. ¿Así cómo? Si ni siquiera sabes cómo eres realmente.
El auto conocimiento es el arma más poderosa, el instrumento más importante y valioso para hacerme con el timón de mi vida. Basta de utilizar el piloto automático. Si quiero dirigir mi vida y llevar las riendas, lo primero que tengo que hacer es conocer cómo soy, cuáles son mis objetivos en la vida, cuál es mi escala de valores, dónde quiero llegar y cuáles son mis recursos para conseguirlo.
Dejemos de buscar fuera lo que está en nuestro interior; las circunstancias cambian, hoy tengo cosas que mañana puedo perder y si mi felicidad está puesta en ellas también perderé ésta. Lo único que siempre va a permanecer a mi disposición son mis recursos internos. La realidad no se puede cambiar, pero sí mi actitud ante ella, mi manera de enfrentar y afrontar esa realidad.
Por eso, el autoconocimiento es el punto de partida, averiguar cuáles son mis recursos. En este proceso descubriremos en nosotros mismos fortalezas que nos ayuden a explotar esos recursos, pero también debilidades que la entorpezcan. El siguiente paso, por tanto, es el de la aceptación. Me reconozco como soy y me acepto. Es un proceso doloroso pero muy liberador.
Durante muchos años nuestra esencia se ha ido recubriendo de un ego, una máscara, un falso yo, que ha creado unos pilares muy cimentados. Se crean unas fuertes resistencias en nuestro esqueleto psicológico. Derribar esos sustentos y aceptarnos como verdaderamente somos sin culpar a nada ni a nadie, sin justificaciones, requiere un gran trabajo interno. Sin lugar a dudas, merece la pena esta reflexión, porque es condición indispensable para iniciar un proceso de transformación interior, para volver a conectar con nuestra esencia, nuestro olvidado ser interior.
Hay una frase muy descriptiva que resume todo esto: “Nada ha cambiado, yo he cambiado, todo ha cambiado”
Cuando me conozco, me acepto y decido iniciar un proceso de transformación, comienzo a asumir la responsabilidad de mis actos, dejo de victimizarme y pensar que todos están contra mí y cojo las riendas de mi vida para vivir cada acontecimiento como una oportunidad de crecimiento.
En el fondo lo que todos anhelamos es saber quiénes somos y para qué estamos aquí. ¿Dónde buscar las respuestas? Dentro de nosotros mismos, todo está en nuestro interior porque somos seres de luz. La respuesta está presente aquí y ahora para aquellos que tengan ojos para verlo.
En este proceso de autodescubrimiento nuestros ojos tienen a su alcance una fuente de luz que va a iluminar el sendero que nos lleve hasta él. Es la luz del Eneagrama.
El principal filtro que empleamos para comprendernos a nosotros mismos, comprender el mundo que nos rodea y hacer frente a los avatares de la vida, es nuestro tipo de personalidad, distinta a la de otros. Esta diversidad que explica por qué un consejo para una persona o un método de crecimiento o desarrollo personal, puede ser desastroso para otra, al no tener en cuenta las singularidades de cada una.
En resumen: El Eneagrama es un sistema de diagnóstico que da las pautas para conocer nuestro tipo de personalidad, nuestras fortalezas y debilidades y pistas para potenciar las primeras y hacer frente a las segundas, resultando de gran utilidad para marcar de forma más eficaz el camino de crecimiento de cada persona, que será diferente al de otras.
Psicologo Humanista
Consultor en Transformación Humana