El dinero es el método de intercambio que tenemos para comprar productos o servicios, pero lo que nos motiva a comprarlos no es solo poseer el dinero, sino estar estimulados a hacernos con él. Allí entra en juego la psicología: Nuestros deseos y motivaciones.
El deseo de tener el último móvil o comprarse el vestido de determinado diseñador porque te da estatus. Si es así, y por ello es que cuando pensamos en comprar nos abstraemos de cualquier otra cosa y nos posicionamos en cumplir simplemente nuestro objetivo, sin pensar tal vez en si esto repercute en nuestra economía.
No significa que no compres nada, sino que cuando te entran esas fuertes ganas de comprar algo pienses detenidamente en si repercutirá o no en tu economía diaria.
Piensa en esto, ¿es necesario?, ¿es indispensable?, ¿puedo esperar un tiempo o ahorrar para evitar el uso de la tarjeta de crédito o destinar cierto dinero que tal vez me haga falta ante algún imprevisto?
El dinero nos hace invencibles, ojo he que a mí me ha pasado, y creemos que todo es posible. Nos olvidamos de lo que cuesta conseguirlo o quizás nos movemos inevitablemente por el deseo de hacernos con “algo” que aumente nuestro “estatus emocional”.
El dinero debe ser tomado con la seriedad que corresponde, como cuando tus padres te dicen “ya está, que no tomas nada en serio” y más en estos tiempos.
Al momento de gastar, elimina todo deseo y céntrate en lo importante, cuidar el dinero.